Hace unos años recibí una invitación especial en mi corazón para vivir una hermosa experiencia de Fe en la ¨Escuela del Amor¨. En esta fiesta de Medjugorje en la que todos somos invitados de mamá María los días transcurren llenos de meditación, paz y armonía. Los diferentes espacios dedicados a la oración en Medjugorje te permiten hacer un ejercicio espiritual y meditar sobre tu relación con Dios y con tu fe. Te permiten entender que en el silencio de la oración está la paz. Si no tengo paz, no tengo amor, no tengo nada que dar y tampoco capacidad para recibir. De allí la insistencia de la Virgen en la oración para poder alcanzar esa paz interior que nos permite entonces ser instrumentos de amor.
Cada celebración está llena del Espíritu Santo, y todos los peregrinos oran en una misma frecuencia para agradecer, sanar y pedir. Allí se siente una fuerza esperanzadora, que te despoja, te desnuda, te hace frágil para que luego te sientas liberado y más fuerte.
En las dos apariciones que tuvimos la oportunidad de participar La Virgen se hizo presente con gran fuerza, su luz, su paz, su alegría, su mano sanadora, su consuelo maternal, nos tocó a cada uno con una intensidad y fuerza diferente.
Nuestra peregrinación llegaba a su fin con la subida al Krizervak o Monte de la Cruz. Un camino que te hace reflexionar, tomar fuerzas para cambiar, que te hace pensar sobre tu visita a este lugar tan especial, un camino que te cuestiona lo bueno y lo malo, un camino que cansa el cuerpo pero levanta el espíritu, un camino de conversión para unos y de crecimiento en la fe para otros. Un lugar de oración como pocos, sin lujos, sin imágenes. Un monte como el calvario, solo tierra, cielo y cruz.
La gente que me conoce sabe que siempre he creído que la Virgen está en todas partes. No hay que ir a un lugar especial para poder hablar con ella. Realmente es así. Hace unos años aprendí que el ¨Tiempo de Dios es perfecto¨ y cada día me lo reafirma más. Así este se convirtió en el tiempo perfecto para vivir la experiencia de Medjugorje ,fortalecer mi fe y consolar mi espíritu pues no hay duda que la presencia de la Virgen en este lugar es poderosa y te permite cautivarla en tu corazón para llevarla contigo siempre.